Cabo Polonio, Uruguay, año
2007.
Por segunda vez no pudo
ser, por segunda vez aquel huevecito
no creció más y decidió
quedarse en alguna otra parte del universo.
Por segunda vez nuestro
bebé se perdió. Se hizo un gran silencio.
Me perdí entre las dunas intentando
escapar de ese silencio.
Me acerqué a la orilla y
con un palo comencé a dibujar en la arena.
Llené toda la playa de
dibujos enormes que fueron borrados por las olas poco después.
Me encerré en mi rancho de madera durante varios días y comencé a reproducir en papel los dibujos que había hecho en la arena.
Me encerré en mi rancho de madera durante varios días y comencé a reproducir en papel los dibujos que había hecho en la arena.
Sólo tenía un lápiz
sanguina (del color de la tierra, del color de la sangre)
¿Casualidad?
Fui guardando todos esos
dibujos en una carpeta a la que llamé BIO.
Dos años después, volví a encontrarme con la Carpeta BIO y decidí seguir haciendo dibujos sobre el tema, dibujos definitivos, más elaborados, con sanguina y lápiz compuesto, de 50x70 cms.
Dos años después, volví a encontrarme con la Carpeta BIO y decidí seguir haciendo dibujos sobre el tema, dibujos definitivos, más elaborados, con sanguina y lápiz compuesto, de 50x70 cms.
Más tarde, algunos de
estos dibujos se convertirían en relieves escultóricos.
hasta los últimos, en los
que fue apareciendo la figura humana, conceptos como la naturaleza, lo
femenino, lo masculino, la fusión de lo orgánico y lo inorgánico, la
concepción, la fragilidad…han quedado plasmados durante
el proceso de trabajo.
Más de 40 dibujos y unos
cuantos relieves componen esta serie, la más personal
e íntima que he realizado
jamás.
Quizás un día me anime a compartir este trabajo
con el público…